
Una noche en casa, reflexioné sobre lo aburrido que era limpiar ventanas y decidí presentar mi renuncia: “Dispénseme patrón, pero ya no me gusta hacerla de hombre araña”, y pensando en eso, me quedé dormido.
A la mañana siguiente me dirigí al rascacielos: iba dispuesto a renunciar y no me importaba encolerizar al gordo de mi jefe, así que antes de tomar el subway pasé a comprar coffee and donuts. Mientras me atendían miré las noticias en un televisor y vi como se hacía polvo mi rascacielos. Ni oportunidad tuve de decir adiós, pues un puñado de árabes echó abajo dos edificios, a my boss y el trabajo que había realizado en toda la semana, ¿cómo no los voy a odiar? Yo arriesgando mi vida día con día para que lleguen esos jijos de Alá montados en aviones y jodan mi trabajo, ¡no se vale! Tuve que esperar cinco días en el aeropuerto para volar a la Ciudad de México, y ahora que estoy acá sigo limpiando ventanas, pero de automóviles. Tengo my office bajo un semáforo de la Avenida Universidad, y aunque no pueda decir que sea menos arriesgado torear coches que limpiar ventanas de un rascacielos, por lo menos no tengo boss y me echo mi dona y mi café a la hora que se me pega la gana.
3 comentarios:
Hola Ernestoo
Me encanto tu post y es bueno volver a saber de ti. Solia ser panchalli en un blog personal ::asteroide::
Deberias publicar con mayor frecuencia. Saludos!!
porcierto ahora colaboro en http://proyectoblogspace.com/ espero una visita por ahi =)
Felicidades. Buen texto...
Jajaja. Contundente. Viva la libertad. México, país de oportunidades.
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