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martes, 28 de agosto de 2018

Patrones espaciales de planificación

Texto e imágenes de ONU-Hábitat México


 Por regla general, se caracterizan por ser construcciones residenciales de bajo costo en las afueras de las ciudades, separadas de zonas comerciales y recreativas, centros de servicios y áreas empresariales e industriales. Las comunidades cerradas contribuyen a la fragmentación y generan elevados costos de movilidad.


Un patrón compacto se caracteriza por un uso intensivo del suelo, con densidades medio-altas y políticas de uso mixto, lo que conforma una huella continua en donde el crecimiento es adyacente a las zonas consolidadas.


Tuberías de agua y alcantarillado y las líneas de suministro eléctrico tienen que ser extendidas a través de distancias más largas para llegar a un número relativamente menor de personas. Servicios tales como la recolección de residuos, policía y protección contra incendios requieren un mayor gasto. El transporte público puede resultar inviable; los modelos de patrones dispersos dependen de medios de transporte individual.


¿Qué implica lo anterior?
Generar más espacios de vivienda, más espacios libres, más demanda de servicios de agua y de drenaje, de electrificación, de educación, de abasto, etc.


Lo que es casi 7 km2...
(Xalapa, Ver., cuenta con 124.4 km², según el Sistema de Información Municipal / Cuadernillos Municipales, 2018)


Planificación Urbana: La zonificación monofuncional debe reducirse a no más del 15% del total del suelo.



La zonificación promueve el uso monofuncional del suelo, separando la vivienda de los espacios de trabajo y las áreas comerciales. Sin embargo este modelo impide las sinergias y estimulación mutua entre actividades productivas. Es por ello mejor contar un enfoque de uso mixto del suelo.

Beneficios de los Usos Mixtos del Suelo:






Para enfrentar el crecimiento, las ciudades pueden intensificar su capacidad, ampliar sus límites, crear sistemas espaciales de múltiples centralidades, o utilizar una combinación de estos enfoques.



Una visión de éxito en la Planificación Urbana tiene una dimensión espacial que refleja los rasgos culturales y físicos únicos de cada ciudad.



Ejemplos: Reciclaje urbano y redensificación. También leer El ejemplo de la Ciudad de México


Bajo este criterio es que la Ciudad de México se ha vuelto tan extendida, contaminante y poco eficiente, sin embargo, puede lograrse con las adecuados marcos normativos, y sobre todo, sin beneficiar solo a los Desarrolladores inmobiliarios.




Espacio público urbano.




Esto es Ecatepec de Morelos, Estado de México:
(Imágenes de Google Maps)





Ahora, Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.
(Imágenes de Google Maps)




¿Y el espacio público de calidad?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un promedio de 9m2 a 16 m2 de áreas verdes por habitante. La Ciudad de México apenas alcanzaba en el año 2014, 5.3m2 de área verde por habitante.

Vídeos del Banco Interamericano de Desarrollo









http://www.uco.edu.co/extension/territoriales/Pensamiento%20Regional/Documents/INSTRUMENTOS%20URBANISTICOS%20%20INCENTIVOS%20CONSTRUCTIVOS.pdf

jueves, 12 de marzo de 2009

El ejemplo de la Ciudad de México.

Ernesto Morosini

A finales del año 2000 el Gobierno de la Ciudad de México emitió el controvertido Bando No. 2 de Gobierno[1] para restringir el crecimiento desordenado de la Capital Mexicana, que era provocado por la masiva edificación de unidades habitacionales y desarrollos comerciales. De esta forma, las Delegaciones Álvaro Obregón, Coyoacán, Cuajimalpa de Morelos, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco fueron las nueve demarcaciones políticas que quedaron “protegidas” ante el inminente crecimiento urbano que se venía practicando desde años atrás en el Distrito Federal.

Esta medida provocó que muchas empresas desarrolladoras de vivienda, volvieran los ojos hacia otras entidades federativas, como: Puebla, Querétaro, Hidalgo y principalmente el Estado de México. En dichos Estados, los desarrolladores inmobiliarios aprovecharon la disponibilidad de grandes superficies de tierra para construcción, y desde entonces, se edificaron viviendas de interés social, predominantemente. Como sabemos, el déficit de vivienda en nuestro país es sumamente alto[2] y dentro de las prioridades que ha venido instrumentando el Ejecutivo Federal, está la dotación de vivienda para abatir los grandes rezagos existentes. Desafortunadamente, la concentración de grandes unidades de vivienda en la zona conurbada de la Ciudad de México ha provocado un sin número de problemas, debido principalmente a la saturación de la infraestructura vial.

Otras empresas del ramo inmobiliario, apostaron por el aprovechamiento de predios dentro de la llamada “Ciudad Central”, que abarca cuatro Delegaciones del Distrito Federal: Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, y que gracias a los incentivos del Gobierno de la Ciudad para promover la redensificación urbana en esta parte de la ciudad, se han logrado importantes transformaciones urbanas en tan solo cuatro años. Anteriormente, la zona en cuestión, sufría de un despoblamiento intenso por la proliferación de usos del suelo comerciales y mixtos, así como la percepción generalizada de una degradación en el medio ambiente urbano. Dichos predios factibles de aprovechar, eran terrenos ocupados por viviendas unifamiliares de uno y dos niveles y en los cuales, previa demolición del viejo inmueble, se construyeron edificios de departamentos o pequeños conjuntos de casas unifamiliares.

Sin embargo, no se debe soslayar que la edificación de vivienda nueva es un factor determinante en el desarrollo urbano, pues aquellos sitios donde se crean nuevos asentamientos humanos donde no existían antes, requerirán de complementos urbanos que garanticen una calidad de vida satisfactoria a sus moradores. La planeación del desarrollo urbano es el eje rector por el cual se deben guiar los encargados del crecimiento de la ciudad y exigir a las empresas desarrolladoras, mediante los instrumentos legales correspondientes, la plena responsabilidad cuando se trate de edificación de espacios para vivienda. Los fraccionamientos y unidades habitacionales de nueva creación deben ser planeados como elementos que contribuyan al buen funcionamiento de la ciudad y no simplemente como “ciudades dormitorio” que no cuentan con equipamiento urbano adecuado ni la infraestructura necesaria. Sucede que muchos de estos fraccionamientos están subordinados a un núcleo urbano, donde su población lleva a cabo cuestiones de trabajo, de educación, de recreación y demandan una serie de servicios. El problema de la existencia de este tipo de desarrollos es que cuando llegan a ser demasiados, pueden causar infinidad de trastornos en el centro urbano del cual dependen.

En los últimos diez años hemos sido testigos de cómo el mercado inmobiliario ha ido creciendo y ocupando espacios de la zona conurbada de Jalapa, creando nuevos fraccionamientos y unidades habitacionales, en los cuales el equipamiento urbano es escaso o nulo, y además, la red vial que utilizamos, no proporciona el soporte adecuado para nuestro excesivo parque vehicular, mismo que cada vez aumenta sin que nadie pueda hacer nada al respecto. Es verdad que existe un grave déficit en materia de vivienda, pero también es alarmante que el día de mañana contemos con una ciudad cuya extensión territorial llegue a ser asfixiante y detone problemas similares a los de la Zona Conurbada de la Ciudad de México.

Por otra parte, sería interesante estudiar la factibilidad de implementar en algunas zonas de nuestra ciudad la iniciativa aplicada en la llamada “Ciudad Central” del Distrito Federal. La ciudad de Jalapa puede adquirir al paso del tiempo una buena forma y hacer del espacio cotidiano un mejor lugar para vivir. Es cuestión de dirigir el crecimiento de nuestra capital hacia donde queramos llegar.
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[1] http://www.comsoc.df.gob.mx/noticias/bandos.html?id=262561

[2] Según declaraciones de la secretaria de Desarrollo Urbano del “gobierno legítimo”, Laura Itzel Castillo, mencionó que en México hay un déficit de 12 millones de casas, de las cuales 5.3 millones forman parte del retraso en la materia y 6.7 millones corresponden a las nuevas necesidades de la población. 28 de Octubre 2007, en
http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?id=3494&entidad=Noticias

Fotografía: Ernesto Morosini. Calles de Enriquez, Clavijero y Ávila Camacho, de la ciudad de Jalapa, Ver.
Publicado en el semanario Punto y Aparte de Jalapa, hace ya un tiempo...

miércoles, 16 de abril de 2008

Escenografías urbanas

Ernesto Morosini

En el número anterior de Punto y Aparte, Noé Valdés describió en su columna “Fotocomentadas” las tribulaciones que padeció en la búsqueda de una vivienda para un amigo suyo a quien le habían otorgado un crédito federal que destinaría para una casa y que por desgracia, el costo de éstas en Jalapa rebasaban por mucho la cantidad a la que su amigo disponía. Por otra parte, también mencionó sobre la calidad de las viviendas de cierto desarrollo habitacional en Las Trancas, Municipio de Emiliano Zapata, Ver., mismas que no eran satisfactorias del todo, lo que resulta común denominador cuando se juzga cualitativamente la producción de vivienda en serie.

Las impresiones de los demandantes en cuanto a un espacio digno y decoroso para vivir, coinciden con lo esbozado por Noé, ya que desafortunadamente el mercado inmobiliario busca hacer la mayor cantidad de viviendas sin cuidar la calidad del producto ya terminado. La “solución” que ofrecen los desarrolladores inmobiliarios es proporcionar los espacios mínimos para alojar a las familias sin tener en consideración la habitabilidad del espacio y además de que los materiales con los que se edifica la vivienda no satisfacen del todo al usuario.

Cervantes y Maya[1], investigadores de la UNAM realizaron un minucioso estudio sobre la habitabilidad en los megaconjuntos habitacionales de la Ciudad de México. Dicho estudio arrojó datos interesantes que los desarrolladores inmobiliarios y las instituciones de vivienda debieran tener en consideración. El estudio en cuestión describe cómo las empresas inmobiliarias han “ayudado” a disminuir el déficit de vivienda, pero a costa de la calidad de vida de sus usuarios. También pone en evidencia las ambigüedades que predominan en el precepto legal de la Constitución Mexicana que “asigna el derecho fundamental a la familia, pero no a todos los individuos; “garantiza el disfrute a la vivienda”, pero no a su adquisición y, por último, no precisa qué debe entenderse por vivienda digna”[2]. Y lo digno ¿cómo lo interpretamos? En este sentido, las políticas de vivienda instrumentadas por el Estado se enfocan en proporcionar crédito al trabajador asalariado, pero no existen las herramientas cualitativas que permitan determinar en que medida se cumple con la calidad de la misma.

Muchos de los conjuntos que se han edificado en los últimos años se han emplazado en las periferias de las ciudades donde los costos del suelo son más accesibles. Lo preocupante es que la mayoría de esos sitios carecen de infraestructura, de servicios adecuados, y además quedan desvinculados de los núcleos de actividades sociales principales, provocando con esto serios problemas al centro urbano más próximo. Por otra parte, una de las premisas de diseño para la vivienda industrializada es la economización del espacio, a lo que Noé Valdés nos refería: estar en el baño y casi al mismo tiempo estar en la cocina. ¿Qué familia va a tener calidad de vida con ese tipo de espacios? En otro aspecto, la utilización de tecnologías constructivas novedosas tampoco son bien vistas por la mayoría de los usuarios. Esto es generado en primer lugar, por desconocimiento de las nuevas técnicas de construcción, y lo que no se conoce, causa aversión, desconfianza. El empleo de elementos prefabricados tiene como propósito fundamental abatir costos y hacer una construcción en un tiempo más corto. Los prefabricados no son malos, ni mucho menos son corrientes. La realidad es que la sociedad mexicana está acostumbrada al sistema constructivo tradicional[3] y no es sencillo convencerla de que acepte otras técnicas de edificación.

Los desarrolladores inmobiliarios con el afán de hacer crecer sus ventas, implementan en sus conjuntos de vivienda elementos que los hacen atractivos a los ojos de los compradores potenciales, los cuales incluyen diseños novedosos en fachadas, colores armónicos, vialidades impecables, mobiliario urbano llamativo, etc., pero en realidad no están bien construidos o presentan vicios ocultos al por mayor. La percepción social es que se trata de inmuebles de escenografía, muy bonitos, pero altamente frágiles.

Es necesario que el Estado, como principal promotor del derecho a la vivienda no solo instrumente los mecanismos para otorgar créditos, sino que también sea vigilante de la calidad del producto final, para que de verdad, sea un espacio digno de vivir y disfrutar.

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[1] Cervantes Borja, Jorge; Maya Pérez, Esther. “Construcción del derecho a la habitabilidad y la calidad de vida en la vivienda de interés social en megaconjuntos habitacionales de México” Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado. Facultad de Arquitectura. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) 2007

[2] Ibíd. Toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa. La Ley establece los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo. Articulo 4º. De la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

[3] El sistema “tradicional” constructivo es aquel compuesto por cimentaciones de piedra braza o losa de cimentación; muros de tabique de barro rojo recocido o de block; columnas, castillos, trabes, vigas y losas concreto armado.

Ilustración: Sergio Arau, del libro La Netafísica, Edit. Planeta. México, D.F. 1989

Publicado en el Semanario de Información Punto y Aparte, de Xalapa, Ver.

martes, 8 de abril de 2008

¿ECOCIDIO O DERECHO A LA VIVIENDA DIGNA Y DECOROSA?

Ernesto Morosini

La vivienda es un satisfactor social que juega un papel importante en el desarrollo de cualquier pueblo. En este sentido, el Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”. Desafortunadamente la escasa planeación urbana que ha imperado en las ciudades mexicanas ha propiciado que estas no hayan crecido de forma ordenada, lo cual ha tenido como resultado que superficies no aptas para desarrollo urbano hayan sido edificadas. Este tipo de acciones desencadenan una serie de problemas urbanos que a la postre, resultarán costosos para la ciudad y sus habitantes.

En el caso de la ciudad de Jalapa, la demanda de vivienda ha rebasado por mucho la oferta de predios factibles para el desarrollo de vivienda, por lo que las empresas desarrolladoras han volteado los ojos hacia la zona conurbada de la capital veracruzana con el municipio de Emiliano Zapata. Sin embargo, la creación de equipamiento urbano, áreas verdes e infraestructura para el servicio de los nuevos conjuntos habitacionales no ha crecido a la par de la vivienda, ocasionando que sus residentes tengan que satisfacer sus necesidades de transporte, trabajo, educación, comercio, etc., en Jalapa.

Desde hace dos años aproximadamente, un grupo de empresarios encabezados por Justo Fernández Garibay, ex dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México, iniciaron la destrucción del predio “La Joyita”, de Jalapa, uno de los últimos reductos de bosque de niebla en nuestra ciudad, para construir un fraccionamiento habitacional.1 Según la información vertida en diversos medios de comunicación, el proyecto contará con un fraccionamiento habitacional de lujo, una tienda de autoservicio y una clínica particular especializada en tratamientos de belleza. En palabras de Hipólito Rodríguez, ''La Joyita conserva una plantación de café con árboles centenarios donde habitan especies de orquídeas y aves, además de reptiles e insectos'', Además, el predio es refugio de 220 especies de aves, de las cuales 100 son migratorias, y sitio de descanso para las parvadas que cada año atraviesan el continente.2 Recientemente, la Coordinación General de Medio Ambiente dio a conocer la resolución de la Manifestación de Impacto Ambiental, la cual fue negativa para el promovente, por lo que se suspenden las obras que han sido ejecutadas hasta la fecha y no se autorizará ningún tipo de construcción en el lugar mencionado. Desafortunadamente, la administración municipal pasada autorizó la construcción de vialidades dentro del predio, provocando daños a la fauna y la flora. Es una pena que quienes autorizaron las vialidades en “La Joyita” no hayan esperado la resolución de la Coordinación General de Medio Ambiente, convirtiéndose en autoridad corresponsable en la desaparición de un área boscosa significativa.

De aquí en adelante, valdría la pena que las autoridades analizaran la capacidad con la que cuenta el municipio para soportar la carga que implicaría la creación de nuevos fraccionamientos habitacionales dentro del territorio municipal, en primer lugar, por el aumento en la densidad de población, así como la demanda de servicios municipales básicos: agua, drenaje, alcantarillado, electrificación, recolección de basura, etc., sumando a ello, el incremento en el tránsito vehicular, ya de por sí conflictivo en nuestra ciudad.

Es un hecho que la necesidad de vivienda y equipamiento urbano son necesarios, pero, ¿lo son a costa de la destrucción de áreas verdes con alta relevancia biológica? Esperemos que la necedad del mercado inmobiliario no domine la sensatez de nuestras autoridades, pues ellos fueron elegidos por el pueblo para hacer de nuestra capital un lugar mejor donde vivir.

1. La Jornada Virtual, con fecha del 15 de Junio 2007: http://www.jornada.unam.mx/2007/06/15/index.php?section=estados&article=034n1est
2. Ibíd.

Fotografía tomada de La Jornada Virtual

Publicado en el semanario Punto y Aparte de Xalapa.