Con profundo reconocimiento al
interés de Marisol Cruz Valdez.
Ernesto Morosini
El pasado 24 de Noviembre de
2012, en el auditorio del Instituto de Ecología (Inecol) de Jalapa, Ver., se
llevó a cabo la conferencia Ciudades del Futuro 2012”Urbanismo Sostenible, organizado por alumnos de la carrera de
Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Administrativas y
Sociales de la Universidad Veracruzana.
En dicha conferencia se trató sobre la ciudad y sus modos de desarrollo. Para
ello, se contó con la presencia de expertos en ecología y urbanismo, con el fin
de provocar la reflexión del público sobre el desarrollo urbano contemporáneo
en nuestras ciudades.
Al hablar de la ciudad sostenible
me viene a la mente la ciudad de Curitiba, en Brasil. Esta urbe del estado del
Paraná, se ha ganado el calificativo de ciudad sustentable, además de
ser considerada como un modelo a seguir para el resto de las ciudades
latinoamericanas. ¿Pero en verdad podemos aspirar a un desarrollo sustentable?
Vale la pena recordar su definición: desarrollo sustentable es aquél que es capaz
de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y
posibilidades de las futuras generaciones. Esta es la definición de la
Comisión Brundlandt, y fue empleada por primera vez en 1987 en la Comisión
Mundial del Medio Ambiente de la ONU, que fue creada en 1983. En palabras del
primer conferencista, Arquitecto y Maestro en Nuevo Urbanismo, Daniel Acosta
Ruíz, no podemos aspirar a un desarrollo sustentable, puesto que en la
actualidad se han comprometido los recursos y posibilidades de cuatro generaciones
futuras.
Los participantes de la
conferencia Ciudades del Futuro 2012”Urbanismo Sostenible consideran que una de las fallas más graves en el
desarrollo urbano, es que nuestras ciudades han basado su crecimiento y tenido como
eje rector, al automóvil. Este tipo de diseños “autocentristas” han ocasionado
el grave problema por el cual sufrimos diariamente, mismo que no pueden
resolver los pasos a desnivel, que si bien ayudan a descongestionar un poco, no
son suficientes, debido a que el parque vial en Jalapa aumenta día con día.
Algunos optimistas estiman que cada mes ingresan a las calles de nuestra ciudad
alrededor de 300 vehículos nuevos. Los comentarios más desalentadores apuestan
a una cifra de aproximadamente 500 automotores. Se dice que el problema de
congestionamiento vial es debido a la limitada infraestructura que existe, pero
puede afirmarse con toda seguridad, que cualquier obra que pretenda aliviar el
tránsito (pavimentación de calles, construcción de estacionamientos verticales,
apertura de nuevas vías, etc.) aumenta los incentivos de la gente para ir en
auto. Los estudiosos ingleses sobre vialidad llaman a este fenómeno self-defeating.
En este sentido, el Maestro Acosta Ruíz expresó que el 70% de la superficie en
Los Ángeles, California, está compuesto de avenidas y sin embargo, sus
problemas de tránsito no han tenido solución. ¿Será correcto que el urbanismo
contemporáneo continúe bajo una premisa
que ya ha probado su fracaso?
Dentro de las premisas del
llamado Nuevo Urbanismo se consideran las siguientes:
1.
Vecindarios
centrados en el peatón con las instalaciones sociales y económicas primarias
dentro de una caminata de cinco minutos.
Peatonalidad
Calles estrechas
Estacionamientos
limitados
2.
Orientación
comunitaria alrededor de sistemas de tránsito público.
Redes
interconectadas
Jerarquía de calles
Redes peatonales con
nodos
3.
Usos de suelos mixtos
dentro de los vecindarios.
Uso mixto en los
vecindarios
Diversidad de
cultura
Diversidad de
actividades para espacios arquitectónicos
4.
Calidad de la
arquitectura
Énfasis en la
belleza
Escala humana
Jerarquía de espacio
5.
Incremento de la
densidad
Mayor densidad
habitacional
Edificios
residenciales
Actualmente, el H. Ayuntamiento
de la ciudad de Jalapa ha puesto en marcha un programa de rescate urbano para
contribuir a mejorar la calidad de vida y la seguridad de la ciudadanía, así
como crear vialidades para uso peatonal exclusivamente.
![]() |
Corredor Cultural Carlos
Fuentes
Tomado de la página de Facebook del H.
Ayuntamiento de Xalapa
|
La Huella
Ecológica
Todos dejamos marcas sobre nuestro planeta. Acosta
Ruíz señaló que la huella ecológica es la factura que le pasamos al planeta
sobre nuestros hábitos de consumo. Resulta alarmante, pues en las
ciudades más ricas del mundo los problemas ambientales no están tan
relacionados con la explosión demográfica, sino con la cultura de consumo: un habitante de Nueva York consume
aproximadamente tres veces más agua y genera ocho veces más basura que un
residente de Bombay. La demanda masiva de energéticos en las ciudades ricas
contribuye a la acción del efecto invernadero por las emisiones de gases. En
este sentido, los países marginados adquieren tecnología que ya ha sido
desechada por los países del primer mundo, y que por muy buenas intenciones que
se tengan, resulta imposible para los países pobres asumir los costos que
implican la utilización de tecnologías “limpias”.
En el caso del desarrollo urbano
por parte del sector inmobiliario, se habló de que la demanda de vivienda ha
rebasado por mucho la oferta de predios factibles para el desarrollo de esta,
por lo que las empresas desarrolladoras han volteado los ojos hacia la zona
conurbada de la capital veracruzana con el municipio de Emiliano Zapata y en el
caso de Jalapa, casi se ha agotado el suelo para desarrollos habitacionales,
ocupando superficies agrícolas. En este tenor, la nueva creación de
equipamiento urbano, áreas verdes e infraestructura que significa construir
para el adecuado funcionamiento de los nuevos conjuntos habitacionales resultan
altamente costosos para la ciudad, pues son desarrollos que no satisfacen las
necesidades de transporte, trabajo, educación, comercio, etc., para los quienes
decidan vivir en uno de ellos. Valdría la pena que las autoridades analizaran
la capacidad con la que cuenta el municipio para soportar la carga que
implicaría la creación de nuevos fraccionamientos habitacionales dentro del
territorio municipal. En primer lugar, por el aumento en la densidad de
población, así como la demanda de servicios municipales básicos: agua, drenaje,
alcantarillado, electrificación, recolección de basura, etc., sumando a ello,
el incremento en el tránsito vehicular, ya de por sí conflictivo en nuestra
ciudad. Es un hecho que la necesidad de vivienda y equipamiento urbano son
necesarios, pero, ¿lo son a costa de la destrucción de áreas verdes con alta
relevancia biológica?
Como se ha venido señalando, la
edificación de vivienda nueva es un factor determinante en el desarrollo
urbano, pues aquellos sitios donde se crean nuevos asentamientos humanos donde
no existían antes, requerirán de complementos urbanos que garanticen una
calidad de vida satisfactoria a sus moradores. La planeación del desarrollo
urbano es el eje rector por el cual se deben guiar los encargados del
crecimiento de la ciudad y exigir a las empresas desarrolladoras, mediante los
instrumentos legales correspondientes, la plena responsabilidad cuando se trate
de edificación de espacios para vivienda. Los fraccionamientos y unidades
habitacionales de nueva creación deben ser planeados como elementos que
contribuyan al buen funcionamiento de la ciudad y no simplemente como “ciudades
dormitorio” que no cuentan con equipamiento urbano adecuado ni la infraestructura
necesaria. Sucede que muchos de estos fraccionamientos están subordinados a un
núcleo urbano, donde su población lleva a cabo cuestiones de trabajo, de
educación, de recreación y demandan una serie de servicios. El problema de la
existencia de este tipo de desarrollos es que cuando llegan a ser demasiados,
pueden causar infinidad de trastornos en el centro urbano del cual dependen.
En los últimos quince años hemos
sido testigos de cómo el mercado inmobiliario ha ido creciendo y ocupando
espacios de la zona conurbada de Jalapa, creando nuevos fraccionamientos y
unidades habitacionales, en los cuales el equipamiento urbano es escaso o nulo,
y además, la red vial que utilizamos, no proporciona el soporte adecuado para
nuestro excesivo parque vehicular, mismo que cada vez aumenta sin que nadie pueda
hacer nada al respecto, por lo que los estudiosos del urbanismo coinciden en el
aumento de la densidad poblacional en áreas donde la misma infraestructura lo
permita, a través de la edificación de vivienda vertical.
Sin lugar a dudas, Jalapa, Ver.,
desempeña actividades que resultan atractivas a los habitantes de localidades
rurales, suscitando con ello el arribo de personas en busca de oportunidades de
empleo, salud, educación, etc. Este crecimiento social más el crecimiento
natural en la capital del estado, ha dado como consecuencia la dinámica
demográfica actual. Aunque dicha dinámica en Jalapa se ha desacelerado, la
población sigue aumentando de manera significativa en números absolutos. Según
el Instituto Nacional de Geografía e Informática, en el año de 1990 contaba con
288,454 habitantes; para el año 2000 ya sumaba una población de 390,590
habitantes (la población aumentó 102,136 habitantes en la década de 1990 a
2000, ver tabla). En el año 2005 se
censaron 413,136 habitantes y en el año 2010 se registraron 457 mil 928
habitantes.
La gran mayoría de los migrantes
que ven a Jalapa como una opción viable en materia económica, no logran ver
realizadas sus pretensiones después de un tiempo de haber arribado, pero
tampoco desean volver a sus lugares de origen. Aquellas personas que logran
establecerse en la capital muchas veces se asientan en suelos no aptos para el
desarrollo urbano, pues tristemente aquel grupo de población no elige dónde
vivir, sino que se decide por aquellos lugares más fáciles de conseguir. Una de
las posibles razones es porque no existe oferta de suelo urbanizado en otros
sitios aptos para asentamientos humanos, o bien, si la hay, no está al alcance
de población de escasos recursos, luego entonces, se crean asentamientos
irregulares en zonas alto riesgo. El Estado tolera la permanencia en esos
sitios para asegurar estabilidad social, aunque lo deseable sería que existiera
suelo apto para urbanizar y que la población que así lo demande, adquiriera su
propiedad a bajo costo.
Hoy en
día se cuenta con reglamentación en materia urbana que facilita la correcta
planeación del territorio. Así mismo, se han elaborado planes para el mejor
aprovechamiento del suelo con el propósito de hacer de los asentamientos
humanos lugares de orden y de concierto. Desafortunadamente la realidad que
impera en nuestras ciudades es otra. El destacado urbanista Javier Septién[i] comenta
que existen dos políticas de planificación; las que se exponen de manera
explícita y las que no se explican ni se mencionan pero que operan. Esto
provoca un doble lenguaje que no hace más que dañar aún más la imagen y
funcionalidad de la ciudad (así como la imagen y funcionalidad del Estado).
Septién agrega que otra parte significativa es la diferencia o ajuste que
existe entre lo que ordena el gobierno en el plan de desarrollo (municipal,
estatal o nacional) y la respuesta que recibe de la comunidad para cumplirlo.
Cada
tres años una nueva administración municipal llega a proponer lo que esta cree
que es adecuado en su momento, pero al finalizar su periodo de gobierno, la
siguiente administración no consigue o no desea dar continuidad al plan de desarrollo
de su antecesor, pues el afán protagónico de algunos munícipes es dejar su impronta “huella imperecedera”.
Es una
realidad que las urbes crecen y se desarrollan con o sin planes directores,
pero qué mejor para nuestras ciudades cuando la planeación proporciona los
elementos adecuados para su óptimo crecimiento, pues a fin de cuentas, los
beneficiados o perjudicados somos sus habitantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario