miércoles, 5 de marzo de 2014

El Principito y el nativo digital

El octavo planeta estaba habitado por un nativo digital. Tenía un smartphone en la mano y no cesaba de tocarlo con los dedos.

-¡Buenos días! -dijo el Principito.

-¡Buenos días! -respondió cortesmente el nativo, pero no alzó la mirada de su aparato. Las yemas de sus dedos no cesaban de posarse sobre la pantalla.

-¿Qué haces? -pregunto el Principito.

-Converso con mis amigos- contestó el nativo sin alzar la mirada.

-Pero estas solo. ¿Donde están tus amigos?

-Por ahí.. Por allá…- contestó el nativo.

-¿Vamos a mirar un atardecer?

-No puedo- contesto el nativo. -Estoy conversando con mis amigos.

-Pero estás solo.

-No. algunas veces nos vemos en persona. Pero la mayor parte del tiempo nos comunicamos por aquí. Es mucho mejor, no tengo que ir a ningún lado y ellos tampoco.

-¿Y de qué sirve tener amigos si casi nunca los ves?

-Me ahorra tiempo.

- ¿Tiempo para qué?- preguntó el Principito.

-Para conversar con mis amigos.


“Tal vez no vale la pena tener amigos -pensó el  Principito- si uno siempre va a estar solo”.

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