miércoles, 12 de septiembre de 2007

LA CIUDAD Y EL AUTOMÓVIL

Ernesto Morosini.

Mucho nos quejamos los jalapeños por el agobiante tránsito de nuestra ciudad, de todos los tiempos muertos que pasamos en el transporte público o en nuestro automóvil esperando llegar a tiempo a nuestras actividades cotidianas.

Esta ciudad como bien sabemos, cuenta con características físicas que complican el tránsito fluido de automotores, debido a la topografía, la traza urbana, y sobre todo, la alta densidad de vehículos, públicos y particulares. En el año 2005 se registró que la densidad vehicular ascendía a 1,192 vehículos por kilómetro cuadrado mientras que en el Distrito Federal era de 1,064 vehículos por kilómetro cuadrado. El contraste radica en la superficie de rodamiento de cada ciudad.

El grave problema por el cual sufrimos diariamente no lo pueden resolver los pasos a desnivel, que si bien ayudan a descongestionar un poco, al mediano plazo serán insuficientes, ya que el inventario del parque vial en Jalapa aumenta día con día. Algunos optimistas estiman que cada mes ingresan a las calles de nuestra ciudad alrededor de 300 vehículos nuevos. Los comentarios más desalentadores apuestan a una cifra de aproximadamente 500 automotores. Se dice que el problema de congestionamiento vial es debido a la limitada infraestructura que existe, pero puede afirmarse con toda seguridad, que cualquier obra que pretenda aliviar el tránsito (pavimentación de calles, construcción de estacionamientos verticales, apertura de nuevas vías, etc.) aumenta los incentivos de la gente para ir en auto. Los estudiosos ingleses sobre vialidad llaman a este fenómeno self-defeating.

Pareciera que el problema del tránsito en Jalapa no tiene solución. Las autoridades de tránsito municipal batallan constantemente para tratar de descongestionar las vías de la capital y hacer que estas sean lo menos sufribles, esfuerzo loable que debemos reconocer; pero dadas las circunstancias, resulta obvio que existan trastornos en la circulación interna. Estos conflictos afectan en gran manera la seguridad de todos los usuarios.

En otros aspectos, es bien sabido que el transporte público que opera en Jalapa deja mucho que desear, pues además de ser obsoleto, es contaminante. Los operadores de las unidades sufren cada vez que ingresan al centro de la ciudad temiendo provocar algún accidente debido a las dimensiones del vehículo y el estrecho margen de maniobra con el que cuentan. Por otro lado, los concesionarios de este modo de transporte aumentan el costo del pasaje, y las promesas de sustituir las unidades viejas por nuevas quedan en el aire. Aunado a esto, se debería replantear la ubicación de las paradas de autobuses. Los expertos opinan que el espaciamiento entre estas debe ser regular y en el orden de 200 a 400 metros entre cada una, por línea de autobús. También sugieren alternar las paradas de autobús de acuerdo a su ruta en diferentes esquinas, a fin de evitar el entorpecimiento del flujo vial.

Es conveniente que las autoridades municipales valoren la posibilidad de convocar a los expertos en vialidad para elaborar un estudio serio sobre la movilidad urbana, oferta y demanda de transporte, estudios de origen y destino, etc., para establecer un diagnóstico preciso que ofrezca opciones de solución al problema vial de la ciudad a fin de reducir la congestión vehicular y sus consecuencias contaminantes, pero aún sería mejor, lograr la coordinación de los modos de transporte a fin de armonizar con los planes de desarrollo urbano y ecológico. De igual manera, sería conveniente incentivar el uso del transporte público y desalentar el privado, pues de acuerdo a estudios previos, se ha demostrado que el congestionamiento vial y la mayor contaminación son provocados por los vehículos particulares.


En mi opinión, Jalapa sigue los mismos pasos de las grandes urbes, y que si no aprovechamos las experiencias que nos han brindado las ciudades de los países desarrollados, nos veremos asfixiados por una ciudad repleta de automóviles, tránsito congestionado y contaminación.

*Publicado en Punto y Aparte, Septiembre 2007.

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