miércoles, 24 de octubre de 2007

Jalapa, ciudad de los topes.

Ernesto Morosini.

Tal como si se tratara de una plaga, las calles de nuestra ciudad se encuentran atestadas de resaltos, mejor conocidos como “topes”, además de estos incómodos dispositivos, los baches y hoyos en el pavimento están a la orden del día.

Aparentemente los topes funcionan como una solución práctica para reducir la velocidad de los automotores, además de que la instalación de estos es relativamente sencilla, el problema estriba en la falta de estudios de ingeniería vial y de tránsito que indiquen la correcta ubicación de estos. Los responsables de autorizarlos e instalarlos, deben evaluar la peligrosidad que representa un tope mal colocado para evitar que se convierta en una trampa.

En ciudades como la nuestra, donde el tema de la educación vial no se le ha prestado la atención necesaria, los reductores de velocidad son un mal necesario. Es competencia de las autoridades determinar si los topes son eficientes para reducir la velocidad de los automóviles o si se trata de elementos que ponen en riesgo tanto a peatones como conductores.

En opinión de expertos en ingeniería vial, los reductores de velocidad forzosos, en especial el tope, representan un peligro si su colocación no es justificada, e incluso, si no cumple con las exigencias técnicas mínimas. En este sentido, el Reglamento de Tránsito y Vialidad vigente para Jalapa menciona en su Artículo 94: Es facultad de la Dirección autorizar a los particulares la colocación temporal o definitiva de boyas, topes o cualquier objeto fijo o semifijo en la vía pública, en tanto no se afecte el interés público. Dicha dependencia determinará las especificaciones de su ubicación y demás particulares[1] A este respecto, Bernardo Navarro[2], urbanista y experto en transporte de la Universidad Autónoma Metropolitana afirma que los topes ni siquiera garantizan seguridad al peatón, que es quien ha colocado indiscriminadamente los topes, bajo tolerancia de la autoridad, cuando tienen un accidente en una comunidad; hay otras opciones para garantizar su seguridad, lo ideal sería el respeto de los límites de velocidad y fomentar la cultura vial en ambos, peatones y conductores.

Las especificaciones técnicas de los reductores de velocidad señalan que estos deben tener un máximo de 10 centímetros de altura, aunque algunos colocados ilegalmente, llegan a presentar hasta 30 centímetros, generalmente mal fabricados e inconvenientemente ubicados.

Otros reductores de velocidad circunstanciales, son los baches y hoyos que se forman en el pavimento cuando la superficie de rodamiento es de mala calidad y que al paso continuo de automotores pesados termina por desgastarse. Estos inconvenientes se intensifican en temporada de lluvias y aunque los encargados del bacheo de vialidades atacan oportunamente el problema, estos vuelven a abrirse al poco tiempo. La gravedad del asunto reside en que la circulación se vuelve más lenta, provocando mayor congestionamiento y contaminación, pues el consumo de combustible de cada vehículo se incrementa, y a su vez origina que las emisiones de partículas contaminantes se eleven hasta 40 veces más al pasar por cada reductor de velocidad[3]. En este sentido, hay quienes apuntan sobre la necesidad de implementar un programa similar al “Hoy no Circula” como el aplicado en la Ciudad de México desde hace varios años. Antes de ello, se deberá analizar si es justificable aplicarlo en la capital veracruzana, a fin de no tomar decisiones a la ligera que perjudiquen a sus habitantes, ya que el “Hoy no Circula” –jalapeño-  estaría enfocado principalmente en reducir el aforo vehicular y no tanto para evitar la contaminación ambiental. Sería buena idea precisar cuáles son las demandas ciudadanas y a partir de ellas aplicar las medidas convenientes, ya que si no se instrumentan programas adecuados a las necesidades de la capital, los habitantes de Jalapa seguiremos dándonos de topes.





Fuentes consultadas:

[1] H. Ayuntamiento de Xalapa, Reglamento de Tránsito y Vialidad
[2] Nota de Hugo Corzo, Acumula la metrópoli al menos 18 mil topes; Periódico Reforma 08 Octubre 2006
[3] Estudio realizado por la investigadora Miriam Téllez, especialista en Ingeniería Vial, citado por Hugo Corzo, Multiplican topes la contaminación; Periódico Reforma, 09 Octubre 2006

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