En el núm

Las impresiones de los demandantes en cuanto a un espacio digno y decoroso para vivir, coinciden con lo esbozado por Noé, ya que desafortunadamente el mercado inmobiliario busca hacer la mayor cantidad de viviendas sin cuidar la calidad del producto ya terminado. La “solución” que ofrecen los desarrolladores inmobiliarios es proporcionar los espacios mínimos para alojar a las familias sin tener en consideración la habitabilidad del espacio y además de que los materiales con los que se edifica la vivienda no satisfacen del todo al usuario.
Cervantes y Maya[1], investigadores de la UNAM realizaron un minucioso estudio sobre la habitabilidad en los megaconjuntos habitacionales de la Ciudad de México. Dicho estudio arrojó datos interesantes que los desarrolladores inmobiliarios y las instituciones de vivienda debieran tener en consideración. El estudio en cuestión describe cómo las empresas inmobiliarias han “ayudado” a disminuir el déficit de vivienda, pero a costa de la calidad de vida de sus usuarios. También pone en evidencia las ambigüedades que predominan en el precepto legal de la Constitución Mexicana que “asigna el derecho fundamental a la familia, pero no a todos los individuos; “garantiza el disfrute a la vivienda”, pero no a su adquisición y, por último, no precisa qué debe entenderse por vivienda digna”[2]. Y lo digno ¿cómo lo interpretamos? En este sentido, las políticas de vivienda instrumentadas por el Estado se enfocan en proporcionar crédito al trabajador asalariado, pero no existen las herramientas cualitativas que permitan determinar en que medida se cumple con la calidad de la misma.
Muchos de los conjuntos que se han edificado en los últimos años se han emplazado en las periferias de las ciudades donde los costos del suelo son más accesibles. Lo preocupante es que la mayoría de esos sitios carecen de infraestructura, de servicios adecuados, y además quedan desvinculados de los núcleos de actividades sociales principales, provocando con esto serios problemas al centro urbano más próximo. Por otra parte, una de las premisas de diseño para la vivienda industrializada es la economización del espacio, a lo que Noé Valdés nos refería: estar en el baño y casi al mismo tiempo estar en la cocina. ¿Qué familia va a tener calidad de vida con ese tipo de espacios? En otro aspecto, la utilización de tecnologías constructivas novedosas tampoco son bien vistas por la mayoría de los usuarios. Esto es generado en primer lugar, por desconocimiento de las nuevas técnicas de construcción, y lo que no se conoce, causa aversión, desconfianza. El empleo de elementos prefabricados tiene como propósito fundamental abatir costos y hacer una construcción en un tiempo más corto. Los prefabricados no son malos, ni mucho menos son corrientes. La realidad es que la sociedad mexicana está acostumbrada al sistema constructivo tradicional[3] y no es sencillo convencerla de que acepte otras técnicas de edificación.
Los desarrolladores inmobiliarios con el afán de hacer crecer sus ventas, implementan en sus conjuntos de vivienda elementos que los hacen atractivos a los ojos de los compradores potenciales, los cuales incluyen diseños novedosos en fachadas, colores armónicos, vialidades impecables, mobiliario urbano llamativo, etc., pero en realidad no están bien construidos o presentan vicios ocultos al por mayor. La percepción social es que se trata de inmuebles de escenografía, muy bonitos, pero altamente frágiles.
Es necesario que el Estado, como principal promotor del derecho a la vivienda no solo instrumente los mecanismos para otorgar créditos, sino que también sea vigilante de la calidad del producto final, para que de verdad, sea un espacio digno de vivir y disfrutar.
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[1] Cervantes Borja, Jorge; Maya Pérez, Esther. “Construcción del derecho a la habitabilidad y la calidad de vida en la vivienda de interés social en megaconjuntos habitacionales de México” Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado. Facultad de Arquitectura. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) 2007
[2] Ibíd. Toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa. La Ley establece los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo. Articulo 4º. De la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
[3] El sistema “tradicional” constructivo es aquel compuesto por cimentaciones de piedra braza o losa de cimentación; muros de tabique de barro rojo recocido o de block; columnas, castillos, trabes, vigas y losas concreto armado.
Ilustración: Sergio Arau, del libro La Netafísica, Edit. Planeta. México, D.F. 1989
Publicado en el Semanario de Información Punto y Aparte, de Xalapa, Ver.
2 comentarios:
Tú Ernesto como gente dedicada a la arquitectura lo sabes mucho mejor que yo, pero la gente que está comprando casas en los desarrollos habitacionales está firmando un cheque en blanco debido a que el costo de sus casas va a ser tremendamente elevado:
desarrollos habitacionales no planeados que en muy poco tiempo no contarán con agua suficiente para los colonos, cuellos de botella en las vías de acceso, falta de rutas de transporte, etc. El costo realmente es muy alto, qué lamentable que las autoridades municipales y estatales son cómplices de los desarrolladores.
Te dejo un saludo.
Muy cierto todo. el problema es que aunque se sepa que esos conjuntos van a generar problemas en un futuro nada lejano (ya los estan generando), se siga construyendo asi, no se toman las lecciones en serio, y es una bomba de tiempo...
tengo una pregunta muy basica, pero Puedo usar la ilustracion que puso, para un uso personal ? (un reporte sobre vivienda)
Gracias por contestar,
Sophie
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