Los niños en la ciudad holandesa
por suju — Jueves, 28 de abril de 2011Tomado de http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=10031
Hace unos pocos días atrás Brijuni ilustraba su artículo “La inocencia perdida” con unas fotografías muy sugerentes de niños jugando en la ciudad. Una de Suecia en los años ’50 y otras de Madrid más o menos del mismo tiempo. Mientras nombraban al ineludible Aldo van Eyck que en Amsterdam diseñaba sus famosos“speeltuinen”.
En la ciudad holandesa los niños han sido desde hace mucho tiempo un condicionante importante en la producción de la ciudad, y hoy vuelven a cobrar una enorme relevancia en el diseño de la ciudad contemporánea. Mientras que ya no quedan espacios libres para construir nuevas viviendas unifamiliares, y por cuestiones energética y ambientales se recomienda densificar las ciudades existentes, uno de los desafíos del diseñador es hoy el de conseguir un entorno urbano amable con los niños.
No es nada raro ver que las parejas holandesas elijan hoy cambiar de vivienda y de vida cuando tienen un hijo. Si vivían como pareja en el centro de una ciudad, en un apartamento, y cerca de todo el movimiento cultural y de entretenimiento que en ella se ofrece, no dudarán en irse a un barrio de las afueras, a un VINEX, o a una ciudad más pequeña, con la idea de tener un jardín, una puerta a la calle, y un entorno más acogedor para que los niños puedan salir a la calle a jugar y a socializar con otros niños. Esta idea ha resultado en las últimas décadas en una enorme migración de las familias fuera de las ciudades hacia los nuevos cientos de suburbios provistos de viviendas unifamiliares construidos para responder a esta “demanda” del mercado.
Barrios VINEX. El jardín privado a costa de la reducción del espacio público
Que en estos últimos años esté empezando a reconsiderarse la ciudad compacta como el sitio para vivir, crecer y desarrollarse en el futuro, el niño jugando seguro en la calle, al aire libre, con otros niños y en contacto con la naturaleza es un dato fundamental para el desarrollo de cualquier propuesta de vivienda en un entorno urbano, que quiera tener un mínimo de éxito entre los posibles compradores.
Pensar en niños y ciudad en Holanda nos hace recurrir inmediatamente a las imágenes de las innumerables plazas de juegos que Aldo van Eyck diseñara para Amsterdam desde los años ´50. Sin embargo el interés por crear espacios de juegos para niños en la ciudad ya contaba entonces con una tradición de medio siglo. Los “Speeltuinen” o literalmente “jardines de juego” comenzaban a construirse a comienzos del siglo XX, también en Amsterdam, con el objetivo de combatir la delincuencia juvenil creando sitios en donde educar a los hijos de familias trabajadoras a través del ejercicio físico y lúdico, y sacando a los jóvenes de las estrechas calles de los malsanos barrios obreros de entonces.
“Los jóvenes no son los delincuentes, la sociedad lo es, ya que le ha quitado a ellos toda posibilidad de juego y de desarrollarse bien físicamente. Da a la juventud la posibilidad de desarrollarse físicamenten, y con ésto su desarrollo espiritual, y eso los hará elevarse”. Uilke Jans Klaren decía esto en 1898 e iniciaba así un movimiento dedicado a crear espacios de juegos para los niños en la ciudad que crecería notablemente en la primer mitad del siglo.
Iniciado por ciudadanos particulares, que se reunían en asociaciones y administraban estos sitios admitiendo niños mediante inscripción, después de la Segunda Guerra Mundial sería el ayuntamiento el que se haría cargo del tema, originándose así los “jardines de juego” públicos, primero en la ciudad antigua y luego como parte integrante de cada nuevo plan de viviendas que se construía. Es allí cuando el joven Van Eyck entra a trabajar en el ayuntamiento de Amsterdam en el diseño de estos espacios.
Otro ejemplo remarcable y temprano de la relación de los niños con el urbanismo se da en Pendrecht, un proyecto modelo de viviendas de los años ’50, en donde se incluyen “calles de juego”, calles libres de tránsito para ser utilizadas como sitio de esparcimiento y juego para los niños del barrio. Hace un tiempo escribimos sobre este barrio de Róterdam que hoy está siendo renovado (link al post)
Sin embargo el diseño de barrios de viviendas en donde el coche tendría acceso restringido y limitado se extendería especialmente desde los años ’70 como oposición a las ideas urbanas modernas de las décadas anteriores, que habían olvidado experiencias como la de Pendrecht en favor de la construcción masiva de viviendas en edificios en altura. Los llamados “barrios coliflor” (Bloemkoolwijken) extenderían la idea de ramificar las vías de circulación como si de un vegetal se tratara, en dónde una calle principal da acceso al barrio que luego va desmembrándose en calles menores y en conjuntos mas pequeños de viviendas, como si de una col se tratara, con el objetivo entre otras cosas de limitar al máximo la circulación vehicular dentro del entorno de las viviendas.
El espacio-calle donde termina cada rama, y en torno al cuál se reune un grupo de viviendas, recibiría el nombre de “woonerf” o “erf”, un espacio en donde el coche debe circular a velocidad de peatón y dónde los habitantes están habilitados para hacer uso de él para caminar o para, en el caso de los niños, jugar.
El "woonerf" es una calle abierta al tráfico pero donde el peatón y especialmente los niños tienen prioridad de uso
El paso de lo colectivo a lo individual sucedido en las últimas décadas del siglo XX va a ir marcando una lenta decadencia de los espacios comunitarios urbanos, entre ellos los destinados a los niños, para convertir el jardín privado en el nuevo protagonista del espacio destinado a los más pequeños. Una puede tener una clara imagen de esto, haciendo un recorrido por los “speeltuinen” que diseñara Aldo van Eyck para Amsterdam. De los más de 680 que diseñara, ya no quedan en estado original más que unos pocos y la gran mayoría se encuentra en descuidados o han desaparecido completamente.
El interés en la ciudad compacta que resurgiera a fines de los años ’80 y ’90, con la renovación de las zonas portuarias de las ciudades, como se dio en el proyecto muy difundido de Borneo Sporenburg en Amsterdam, daba cuenta también de la situación cuando diez años más tarde los habitantes reclamaban la posibilidad de ampliar las viviendas y los espacios de juegos en un barrio que había sido pensado para parejas jóvenes sin hijos, dando por hecho, ayuntamiento y diseñadores, que se mudarían a otro sitio al tenerlos.
Después de muchas discusiones con el ayuntamiento los habitantes de Borneo Sporenburg fueron habilitados para que pudieran transformar los techos en terrazas utilizables
En éstos últimos años la transformación y rehabilitación de los barrios de posguerra, y la renovación de barrios centrales en las ciudades se ha ido realizando con la idea de atraer nuevamente las familias a las ciudades. Esto requiere un enorme esfuerzo de parte de los ayuntamientos y diseñadores, entre otros, por lograr reconciliar a los holandeses con la urbe. Y cuánto más central se desarrolla un proyecto, mayor densidad requiere y por consiguiente son más grandes las restricciones que posibilitan crear espacios adecuados a los deseos de unos habitantes que han crecido en entornos mucho menos densos.
GWL Terrein, en Amsterdam
Uno de los proyectos pioneros en Amsterdam fue el del llamado GWL Terrein, una urbanización de alta densidad (100 viviendas/hectárea), construida en los años ’90, en la que participaron reconocidos arquitectos como Adriaan Geuze, Neutelings Riedijk Architecten, Meyer & van Schoten y Kees Christiansen entre otros. El barrio diseñado bajo premisas ecológicas, se liberó de la presencia del coche para generar un espacio interior seguro para los niños y aislado del movimiento y tráfico del centro de la ciudad. Algo similar encontraremos una década más tarde en la urbanización FUNENPARK en la zona Este de la ciudad. Otra de las soluciones posibles la tenemos en el conjunto urbano Westerdok. El estudio MVRDV eligió en este caso por bloques cerrados con patios interiores semipúblicos.
Interior del conjunto FUNENPARK en Amsterdam
Hablamos aquí arriba de los proyectos de mayor densidad, que sin embargo no son tantos, en comparación a muchos que se realizan en ciudades medias, en dónde la vivienda unifamiliar sigue siendo el punto de partida, aunque en una mayor compacidad urbana. Un ejemplo de esto es un barrio como Nieuw Leyden, en la ciudad de Leiden, sobre el que ya escribimos (Link al post). Aquí, la mayoría de las calles están cerradas al tráfico, recuperando la idea de “calles de juegos” introducidas en Pendrecht en los años 50. Las viviendas, aunque unifamiliares, son en extremo compactas y poseen apenas una terraza-jardín de dimensiones reducidas, una tipología semejante a las viviendas obreras que se construyeran a principios del siglo XX rodeando los centros antiguos de la mayoría de estas ciudades y que hoy vuelven a ser interesantes.
Calle cerrada al tráfico, en el barrio de viviendas Nieuw Leyden, ciudad de Leiden
Las ciudades holandesas se esfuerzan por volver a ser interesantes para las familias. Los emprendimientos inmobiliarios solo tienen sentido si el entorno también mejora. De esta forma los ayuntamientos también han comenzado a prestarle atención al tema actualizando en la ciudad los espacios públicos destinados a los niños.
"Speeldernis" en Delft, Holanda. Nuevos espacios de juego para niños
En Róterdam se creó en el año 2002 un “Speeldernis”. La palabra, una mezcla entre jugar (spelen) y naturaleza en su estado salvaje (wildernis) . El parque permite a los niños de la ciudad jugar en un ambiente “natural” y experimentar la naturaleza. El concepto se está extendiendo a otras ciudades holandesas y se suma a otras atracciones ya existentes como las granjas urbanas, o los parques de patinaje y skate que aprovechan viejos edificios industriales, como el realizado en el antiguo astillero NDSM en Amsterdam Norte.
El skatepark construido dentro del edificio industrial
- Skatepark, realizado dentro de un edificio industrial que estaba en desuso
Una ciudad viva no es solo un conjunto de calles y edificios. Una ciudad viva es sin lugar a dudas una ciudad hecha por y para sus habitantes. Pensar la ciudad desde los más pequeños (o desde otros habitantes particulares) genera lugares inesperados que suman complejidad al organismo urbano y que hace la ciudad más acogedora para todos. A pesar de lo estático de sus estructuras, la ciudad se puede renovar así día a día, no solo con más estructuras y construcciones, sino con acciones, con proyectos, con mayor participación, haciendo que la vida que hay en ella, en todas sus formas, se vuelva productora activa de la ciudad, y no solo un cliente al que servir.
Susana Aparicio Lardiés & Juan Alonso (SUJU Architectuur, Amsterdam, Holanda)
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