martes, 22 de abril de 2014

La flor más bella

Ernesto Morosini

“Hace rato, cuando hablamos de cuál ciudad me parecía más interesante, yo pensaba en Santiago. Esto es como con las mujeres; hay otras más bonitas, sofisticadas y elegantes, pero la propia es la que más te interesa e importa.” [1]
Arq. Jorge Iglesias

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha sabido distinguir lo bello de lo feo. A veces los parámetros de belleza entre culturas diferentes o bien, entre la misma cultura pero en épocas distintas, no suelen ser iguales. Cada individuo confiere un juicio de valor –generalmente desigual- para cada cosa, por lo cual no siempre todos estamos de acuerdo en cuanto a hermosura se refiere. Lo mismo sucede en los concursos de belleza: cada juez se basa en su criterio personal y en la aplicación de ciertas pruebas para determinar cual de las concursantes es la más hermosa. Algunas veces me he preguntado cómo se podría medir la belleza en cierto grupo de ciudades así como en un concurso de “miss universo” a fin de determinar cuál es la urbe más bella y la mejor. Desafortunadamente sería un tanto complicado encontrar jueces calificados, ya que estos tendrían que haber radicado por un tiempo considerable en cada ciudad participante y haberlas conocido de palmo a palmo.

Dice el Arq. Jorge Iglesias que una buena ciudad es aquella que hace feliz a sus ciudadanos, frase totalmente cierta. No existe fórmula infalible para desarrollar una buena ciudad, o al menos no hay una que resulte efectiva. La ciudad la hacemos todos quienes la habitamos y de nosotros depende que ésta nos colme de satisfacción y de orgullo, pero ¿cómo podemos amar y respetar una ciudad que está llena de basura, con vialidades congestionadas, con aire malsano y gente individualista que solo busca su propio beneficio sin importarle el bien común? Los males que aquejan a la ciudad contemporánea han dado como consecuencia la pérdida de los principios ciudadanos, tales como el respeto, la cooperación y la pertenencia. Estos factores provocan que los habitantes de la ciudad se enfrenten a un espacio desconocido e indiferente. En este sentido, la educación cívica debe fomentarse y debe estar orientada a incentivar la apropiación y valoración del espacio común. Es preciso que se formalicen los canales adecuados de comunicación entre ciudadanos y autoridades para que la toma de decisiones que pretendan transformar en el entorno sean siempre para el beneficio de la ciudad y de sus ciudadanos, ya que el espacio es de todos.

Dentro de mi particular perspectiva, las ciudades han abandonado desde hace tiempo toda su belleza en su obsesión por el dinero, en su sumisión al automóvil y a la televisión, en su "paranoia socialmente acumulada" y en su alocado abandono del centro (el centro físico histórico). Sin ánimos de simular pesimismo, las ciudades contemporáneas se dirigen al caos, a la inseguridad y a la ausencia de respeto por el entorno, pues cada vez aumentan los metros cuadrados de concreto y disminuyen las áreas verdes. Las pocas zonas de verdor que existen parecieran reliquias “intocables” de un museo.

Sergio Kon propone en su libro A (des)construção do caos [2] "diez mandamientos para una ciudad debilitada" dedicados a São Paulo, bien pueden enfocarse a nuestra ciudad de Jalapa, Ver.:

1. Serás un ciudadano solidario; darás valor a los intereses colectivos; serás sensible a las necesidades de tus semejantes.
2. No descuidarás tu ambiente. Cuidarás de mantenerlo siempre limpio y seguro; nunca lo contaminarás ni dejarás que lo degraden.
3. No vilipendiarás el espacio público.
4. Obedecerás las leyes, exigirás reformas, permanecerás crítico y activo.
5. Respetarás a tu prójimo y a tu distante. No harás nada que te incomodaría a ti mismo como ciudadano.
6. Exigirás tu lugar en tu ciudad. Aceptarás que el espacio público también es tuyo.
7. Lucharás por la recuperación del paisaje natural de tu ciudad.
8. Respetarás el ambiente público como público. Exigirás de las autoridades el cumplimiento de sus deberes de fiscalización, mantenimiento y mejoramiento de tu ciudad.
9. Circularás a pie por el barrio donde vives y trabajas. Frecuentarás sus bares, sus comercios, sus cines, teatros, museos y galerías. Privilegiarás la calle como lugar de paseo y convivencia.
10. Nunca desistirás de tu ciudad.

Tal vez no podamos elegir la ciudad más bella para vivir, pero con voluntad y trabajo colectivo podremos hacer de Jalapa la mejor para la convivencia y la más hermosa de todas.



[1] Fragmento de la entrevista al arquitecto chileno Jorge Iglesias en http://entuciudad.cl/2006/01/17/una-buena-ciudad-hace-feliz-a-sus-ciudadanos/
[2] Ensayo de Sergio Kon titulado "O caos se(m) cura” en el libro A (des) construção do caos. Kon, Sergio; Duarte, Fábio. Coordinadores. Debates de Urbanismo, Editorial Perspectiva.

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